Una nave espacial a Alfa Centauri

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Antes era solo un sueño, una idea de ciencia ficción. Algo que pertenecía a un futuro lejano e indeterminado. Pero hoy, ese sueño se está haciendo realidad. Se está llevando a cabo un proyecto extraordinario: una nave espacial partirá de la Tierra hacia las estrellas más cercanas, las del sistema Alfa Centauri. La misión utilizará una vela, inflada por un potente haz de rayos láser, que impulsará la nave a la extraordinaria velocidad de 20% de la luz. Una empresa audaz, casi imposible, pero concreta. Y hay una parte de este proyecto que concierne de cerca a Italia: el sistema que gestionará la comunicación de los datos científicos, confiado al equipo de expertos de la Universidad de Padua, la universidad que fue de Galileo Galilei.

Mientras tanto, Elon Musk sueña con llevar a los seres humanos a Marte. Pero la tecnología necesaria para alcanzar velocidades cercanas a la de la luz no es adecuada para los seres humanos, que no sobrevivirían a una aceleración tan extrema. Sin embargo, un paso más lento y suave podría ser la clave para el futuro de sus viajes espaciales.

El proyecto en el que participa la Universidad de Padua está coordinado por el profesor Paolo Villoresi y colabora con el prestigioso proyecto internacional. Breakthrough Starshot, una empresa en la que participan las mentes más brillantes de instituciones como Caltech y el MIT. ¿El objetivo? Llegar a Próxima Centauri B, un planeta situado a 4,34 años luz de nosotros, un mundo que podría parecerse a la Tierra y que tal vez sea capaz de albergar vida. Pero, incluso a una velocidad asombrosa, el viaje durará al menos 30 años. Décadas de aceleración y desaceleración, en medio del gélido silencio del espacio interestelar.

A pesar de las dificultades, una vez llegados, los datos científicos recopilados por la nave deberán transmitirse a la Tierra. Y aquí es donde entra en juego el sistema desarrollado en Padua, un increíble dispositivo que transforma las señales en impulsos luminosos, creando de hecho una especie de “teléfono interestelar” que nos conecta con los confines del cosmos. Una tecnología de comunicación espacial avanzada que, a través de haces de luz dirigidos con precisión, permitirá a la nave llamar a “casa”, llevando la información recopilada a nuestro mundo.

Pero mientras los datos viajan a la velocidad de la luz, una nueva iniciativa está a punto de escribir el mismo destino: Starbottle.

Las dos iniciativas se cruzan en una fascinante visión común: un futuro en el que las distancias cósmicas ya no son un obstáculo y las estrellas no son solo objetos en el cielo, sino etapas de un viaje humano hacia el infinito.

Después de décadas de espera, tal vez llegue la respuesta. Pero el universo tiene sus propios tiempos. Y nosotros, pacientes y soñadores, estamos listos para escuchar su silencio.