En los albores de la vida en la Tierra, entre océanos primordiales y tormentas cargadas de energía, las primeras moléculas se organizaron en estructuras cada vez más complejas. Pero, ¿y si la bioquímica de la vida hubiera seguido caminos distintos de los que conocemos? Recientes investigaciones italianas han abierto nuevas perspectivas sobre el origen de la vida, sugiriendo que podría estar basada no sólo en aminoácidos “izquierdos” (L), sino también en aminoácidos “derechos” (D), con extraordinarias implicaciones para la búsqueda de vida en otros planetas.
El estudio, publicado en la revista científica Astrobiología, fue realizado por la Universidad de Bari “Aldo Moro” y el Instituto de Ciencia y Tecnología del Plasma del Consejo Nacional de Investigación (CNR). Coordinado por el químico Savino Longo, con la colaboración de Gianluigi Casimo y Gaia Micca Longo, el trabajo demostró que las proteínas primordiales pueden haber estado compuestas por una combinación de aminoácidos L y D, generando estructuras heterocirales nunca antes consideradas.
Quiralidad y origen de la vida: una nueva teoría revoluciona la bioquímica
Hasta ahora, la ciencia suponía que la vida se basaba exclusivamente en los L-aminoácidos, siguiendo el principio de homociralidad. Sin embargo, esta investigación sugiere que, en etapas evolutivas tempranas, la vida podría haberse desarrollado con proteínas formadas a partir de ambos tipos de aminoácidos, ampliando así las posibilidades de evolución no sólo en la Tierra, sino también en otros planetas.
Las proteínas, que son fundamentales para todos los procesos biológicos, pueden por tanto haber asumido una variedad de estructuras aún desconocidas, muchas de las cuales pueden haber desaparecido en el curso de la evolución. Sin embargo, hoy en día sigue existiendo una excepción: la gramicidinas, producidas por algunas bacterias, representan un raro vestigio de esta bioquímica alternativa, lo que sugiere que la vida puede haber sido mucho más diversa de lo que se pensaba.
Vida en otros planetas: una nueva clave para la astrobiología
Si estas estructuras heterocirales existieron en la Tierra, es posible que también hayan evolucionado en otros planetas. Así pues, este estudio abre nuevos escenarios en la búsqueda de vida extraterrestre, sugiriendo que mundos lejanos podrían albergar formas de vida basadas en una química diferente a la nuestra.
El descubrimiento ofrece una nueva perspectiva para futuras misiones espaciales, como las de la NASA y la ESA, que buscan biofirmas de vida en Marte, Europa y Titán. Si la vida puede desarrollarse con mayor flexibilidad molecular, el universo podría ser aún más habitable de lo que imaginamos.
Conclusión: la búsqueda de vida en el universo no ha hecho más que empezar
Esta nueva teoría podría revolucionar la forma en que concebimos el origen de la vida y su propagación por el cosmos. Si la bioquímica de la vida no es rígida sino adaptativa, las posibilidades de encontrar vida extraterrestre aumentan exponencialmente.
El universo, con sus infinitas posibilidades, podría estar poblado por formas de vida distintas de las que conocemos. Y quizá, algún día, encontremos pruebas de ello.