Los asteroides cercanos a la Tierra han superado la cuota 40 mil: un logro que demuestra cuánto ha crecido nuestra capacidad para explorar el cielo en las últimas décadas. Estos objetos, llamados Objetos cercanos a la Tierra (NEO), pueden acercarse hasta 45 millones de kilómetros de la órbita terrestre, pero solo una pequeña parte representa un riesgo real.
Según los últimos datos del Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra (Neocc) de la Agencia Espacial Europea, aproximadamente 2.000 de estos cuerpos celestes están clasificados como “potencialmente peligrosos”. Sin embargo, incluso en estos casos, las probabilidades de impacto en los próximos cien años siguen siendo muy bajas, casi siempre inferiores al 1%, y afectan principalmente a objetos de pequeño tamaño.
La carrera por el descubrimiento comenzó hace mucho tiempo. 1898, cuando se detectó el primer asteroide cercano a la Tierra. Desde entonces, los avistamientos han aumentado vertiginosamente: nada menos que 10 000 NEO solo se han catalogado en los últimos tres años. “El número de descubrimientos está aumentando de forma exponencial”, explica Luca Conversi, responsable del Neocc de la ESA.
La llegada de nuevos y más potentes telescopios promete acelerar aún más este ritmo. De hecho, la comunidad científica cree que ya ha identificado casi todos los asteroides más grandes, aquellos de más de un kilómetro, potencialmente devastadores. El reto ahora se centra en los cuerpos de 100-300 metros, mucho más difíciles de detectar: solo se conocería el 30%.
Paralelamente aumenta el compromiso de las agencias espaciales en la defensa planetaria. La ESA ya está trabajando en misiones como Hera, dirigida hacia el asteroide Dimorphos para estudiar el impacto de la sonda Dart de la NASA, Ramsés, que seguirá de cerca el paso del asteroide Apophis en 2029, y Neomir, el futuro “ojo en el espacio” capaz de observar la región del cielo oculta por la luz del Sol.
Un seguimiento cada vez más preciso y tecnologías específicas harán que la Tierra sea más segura: la amenaza no es inminente, pero la vigilancia continua es la clave para estar preparados.